LEYENDA DE EL CADEJO
Las historias que describen una experiencia con el cadejo blanco
siempre va acompañada del cadejo negro. El primero es bueno y el segundo
es como el diablo. Según los relatos, el cadejo se le aparece a
las personas trasnochadoras. Si a un hombre se le aparece el cadejo blanco es
porque es un fiel creyente, una persona buena y les protege y defiende de los peligros
de camino hasta que lleguen bien a sus hogares. En cambio el negro ataca a las
personas que no tienen buen corazón.
No los muerde, solo los aruña y los deja mal heridos con altas
fiebres hasta que en el lecho de
sus casas encuentran la muerte. Si la persona es acompañada por
el cadejo blanco y les sale en el camino el cadejo negro, ellos pelean,
saliendo siempre como ganador el cadejo blanco.
El cadejo negro es descrito como un perro pequeño con ojos rojos
como brasas y hocico alargado, cuyos pasos suenan como las de una cabra. Si se
escucha el sonido de estos pasos cerca, es porque está lejos y si se escucha
lejos es porque está muy cerca, aunque no siempre lo logren ver las personas.
El cadejo blanco es similar a un perro, con el hocico alargado y ojos rojos,
este no hace daño a los hombres.
LEYENDA DE LA CARRETA BRUJA
Cuenta la versión popular que había un hombre, quien un 15 de
mayo, para la fiesta de San Isidro Labrador en Chalatenango, en la que muchos
llegan al pueblo con su carreta para recibir la bendición del padre, un hombre
decidió preparar la suya para hacer maldad.
Cuando el sacerdote pidió a las personas que alinearan las
carretas para que recibieran la bendición, el hombre respondió al padre que no
la había llevado para que la bendijera, porque ya estaba bendecida por el
diablo. Acto seguido azotó a los bueyes sin piedad para intentar entrar a la
iglesia con todo y carreta, pero estos se resistieron a entrar y lograron
zafarse del yugo y la carreta salió calle abajo con todo y el hombre.
Entonces, el padre le dijo “Andarás con tu carreta por todo la
eternidad”. Desde entonces la carreta sin bueyes va bendecida por el diablo,
anda sola sin bueyes que la conduzcan, causando espanto con los chirridos
metálicos que hacen sus ruedas. Se dice que la carreta se le aparece a las
mujeres chismosas, revoltosas, criticonas y mentirosas. También llega a los
pueblos en los que no hay amor ni armonía entre sus habitantes.
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